A las 5:30 de la mañana bajamos del autobús nocturno que nos ha traído hasta aquí. La ciudad está despertando y como es muy pronto para que nos permitan entrar en el hotel decidimos ir en busca del mar para poder regalarnos un amanecer diferente.
Para nuestra sorpresa y a pesar
de la hora, hay un montón de gente en el paseo marítimo haciendo ejercicio. Hay
diferentes opciones, ejercicio individual paseando, corriendo o en los aparatos
que solemos ver en los parques o bien ejercicio aeróbico en grupo con musicón o
algo más relajado como taichí. Así, todo junto y todos contentos. Y nosotras claro, ¡sin perder detalle! Además, descubrimos que en Vietnam los animales van
muy a la moda, si quieres verlo puedes entrar en el blog de Esther.
Después de un par de horas y de
haber podido dejar nuestras pesadas mochilas; tenemos 5 horas por delante con
hambre, sueño y cansancio. Decidimos atajar la primera y más fácil necesidad y
nos vamos en búsqueda de un sitio donde desayunar. Es muy temprano para
noodles, huevos o comida callejera y, como si de un milagro se tratara, nos
topamos con una cafetería con apenas 3 mesas cuyo dueño es francés y hay
croissants, napolitanas y toda una serie de galletas para degustar. A Nuria se
le hace la boca agua, los ojos chiribitas y no sabe qué elegir, así que Esther
pide un poco de todo que acabamos comiendo a dos carrillos… ¡¡¡por fin un
desayuno dulce!!!
Ya descansadas y con la ronda de
reconocimiento del barrio hecha, los días por aquí son muy tranquilos. Nos lo
tomamos como unas “vacaciones” dentro de nuestro viaje donde cada cual hace lo
que más le apetece: playeo y lectura para una y dormir y ukelele para la otra.
La única actividad que organizamos es el buceo. Valoramos varias opciones y
finalmente contratamos una excursión con dos inmersiones. No es nada del otro
mundo, pero nos permite volver a disfrutar de la vida bajo el mar y nos brinda
la oportunidad de terminar de grabar imágenes de un vídeo para los alumno/as de
Nuria que están trabajando un proyecto sobre “el mar”.
Otro día aprovechamos para
planificar el resto de la ruta por Vietnam, teniendo en cuenta los destinos y
días disponibles de visado. Además, nos damos un capricho y pensamos en
cuidarnos comprándonos unas mascarillas hidratantes más que favorecedoras con
las que salir guapísimas en futuras instantáneas, pero… ¡tendréis que esperar
al próximo post para ver el resultado!