lunes, 30 de marzo de 2020

Vietnam; de Sur a Norte

Ho Chi Minh, también conocida como Saigon, es la antigua capital y principal ciudad al Sur en este alargado país del Sudeste asiático. Nos recibe con un calor más húmedo y tráfico, mucho tráfico. Resulta ser su principal seña de identidad; de hecho, se lo toman con humor y buena parte de los souvenirs que se pueden adquirir por aquí hacen referencia a cómo cruzar un paso de cebra y no morir en el intento, jajaja… Aunque nosotras tenemos un truco infalible desde nuestros inicios como viajeras del mundo: al cruzar decimos “¡con los locales!” y nos acercamos a ellos para cruzar lo que sea sanas y salvas. Así de fácil.

Nuestro principal cometido de esta primera parada es “empaparnos” de la historia del país. Y para ello, qué mejor que visitar el Museo de los Vestigios de la Guerra de Vietnam. Resulta una visita de toda una mañana y debemos reconocer que se nos encoge el pecho más de una vez ante las atrocidades que podemos ver en fotografías y posters. Algunos de los datos que más nos sorprenden son los terribles efectos del Agente Naranja, un herbicida que utilizaron los americanos y que, además de asesinar a millones de vietnamitas en su momento, ha provocado que más de tres generaciones padezcan algún tipo de malformación, discapacidad o problema de salud. Por otro lado, hay cantidad de testimonios de reporteros de guerra que eran testigos, entre otras barbaridades, de tiroteos a civiles inocentes y, en un caso concreto, cómo una cámara de fotos resultó ser el perfecto escudo antibalas para un periodista.






Al día siguiente nos dedicamos a callejear y, como ya sabéis, Esther siempre encuentra en el arte urbano una buena oportunidad para capturar una instantánea. Después de unas horas de patear la ciudad, nos llevamos una grata sorpresa. En cuanto lo vemos, decimos al unísono: “¡hay paaaaan!” y no tardamos en comer un delicioso bocadillo en uno de los habituales puestecillos callejeros. Además, y para mayor alegría de la catalana, hay un pseudo embutido que provoca que le hagan los ojos chiribitas y no es sólo por el toque picante ;) Además, comemos una de las típicas recetas de noodles tan comunes por países asiáticos. ¿A que tiene buena pinta?



Algo que también probamos en Saigon es “egg coffee” o lo que es lo mismo: café de huevo. Resulta que también tiene su historia y se remonta a la primera Guerra de Indochina cuando, ante la escasez de leche, se las ingeniaron para utilizar la yema como sustitutivo. La cosa no funcionó enseguida, pero a partir de los 80 ganó en popularidad al mejorar la receta y, a día de hoy, es una especialidad de café icónica. Y claro, tenemos que probarlo. En versión café y en versión chocolate. Lo curioso del tema es que lo hacemos por la noche, en una calle perpendicular a la nuestra que es un auténtico show durante horas con música a todo trapo en cada bar-discoteca, niños lanzallamas por la calle y muchas luces. Y ahí nos veis a nosotras, como dos señoras, tomándonos un café de huevo en una terraza mientras vemos el panorama...





Otro día, para completar nuestra incursión en el pasado del país, decidimos contratar una excursión a los túneles de Cu Chi. Como su nombre indica, se trata de un entramado de túneles que utilizaron los vietnamitas como escondrijo. A día de hoy, convertido en un lugar a visitar, permite conocer cómo funcionaban a diferentes niveles de profundidad con diversos cometidos: tareas cotidianas, lugar de escondite y almacenaje de armas y los más profundos como vías de escape en comunicación con el río y por tanto, el exterior. Se trata de una visita amena en la que podemos probar en primera persona cómo se escondían, ver las trampas y artilugios que utilizaban y, el que se vea preparado, incluso recorrer 100 metros a diferentes niveles para experimentar la sensación de estar bajo tierra. Debemos decir que, a pesar de estar iluminado y aclimatado para el visitante, el calor en los niveles más profundos es algo asfixiante pero llegamos al final del túnel de una pieza.






Y nos despedimos de esta ciudad contratando un par de asientos reclinables en bus nocturno; algo que se convertirá en toda una tradición para visitar Vietnam y que permite que dos ceporras como nosotras podamos aprovechar las horas de sueño sin ningún problema. ¡Nos vemos en la próxima parada!


jueves, 26 de marzo de 2020

Despedimos Myanmar… ¡desde el cielo!

Bagan es nuestra última parada en este país que tanto nos ha sorprendido y en el que tan bien nos han tratado sus gentes. Esta localidad fue la antigua capital birmana durante varios reinados y alberga unos 2000 templos a día de hoy que han “sobrevivido” a dos terribles terremotos en 2011 y 2016.

Es por eso que algunas de las construcciones se han restaurado complaciendo a algunos y malhumorando a los acérrimos defensores de la arquitectura y materiales originales… y es que, como se suele decir, no se le puede dar el gusto a todos.





De todas formas, nosotras decidimos empezar a conocer Bagan de una manera muy particular y es… ¡en globo! Es un lugar más que recomendable para recorrerlo de esta manera ya que llega a ser incluso el destino número uno en las listas de Internet para vivir esta experiencia. Y si unimos eso a que siempre había sido un sueño por cumplir para Nuria pues…. ¡para qué quieres más! ¡Nos sentimos como auténticas Willy Fog!

Nuestra primera tarde allí nos ocupamos de ir a contratar esta experiencia y algunas en controlar los nervios antes de que llege el gran momento y… el resultado es inmejorable. Esta vez, en vez de fotos, Esther os ha preparado un vídeo-resumen de la experiencia. ¿Os animais a viajar en globo con nosotras?



Con la boca aún abierta por lo que acabamos de vivir, volvemos al hotel para tomar un buen desayuno y planificar nuestra visita de los próximos días; esta vez en moto, jajaja… A continuación, os dejamos algunas fotos de los templos y estupas que visitamos; de mayor o menor importancia pero todas con su encanto.








En nuestro último día, volvemos a madrugar para poder ver el mágico paisaje que se crea al ver amanecer en Bagan con los globos en el horizonte. ¡Nosotras hemos estado ahí! Y aún viéndolo con nuestros propios ojos nos parece increíble… No podemos pensar en una mejor manera para despedir Myanmar y poner rumbo a tierras vietnamitas ¡Hasta la vista!



lunes, 2 de marzo de 2020

Hsipaw-Pyn Oo Lwin: un trayecto en tren para recordar y Mandalay

Llegamos a la pequeña localidad de Hsipaw después de viajar en una furgoneta algo incómoda y por un camino lleno de baches. Algunas carreteras de Myanmar están en construcción y esta es un claro ejemplo de camino de tierra/asfalto a tiempos iguales. Ahora sí, decidimos utilizar nuestras mascarillas que pueden darnos mejor servicio que para ahuyentar al famoso Coronavirus, jajaja… dedicamos el primer día a dar una vuelta por el pueblo, hacer la compra y la colada y ponernos al día en mensajes y llamadas, ¡da tanta alegría recibir noticias de familia y amig@s estando lejos!

Al día siguiente, descansadas, salimos de excursión tranquila al mediodía. Antes, paramos en un restaurante para comer un típico menú birmano. Esto es; tú eliges el plato principal de carne y luego vives un momento muy gracioso en el que no paran de traerte pequeños recipientes con guarniciones variadas, salsas, alguna sopa y cómo no, arroz a libre disposición. Es una muy buena idea para que los turistas podamos probar diferentes sabores y no jugarnos todo a un plato, ¿verdad?


Con el estómago lleno nos ponemos en marcha. Llegamos a un poblado cercano hasta encontrar un río. Aquí se respira mucha paz y podemos pasar un rato tranquilas viendo la vida pasar. Nos reencontramos con una planta que conocimos en Nepal en nuestro anterior viaje y nos pasamos un buen rato observándola y sobre todo… ¡toqueteándola! 




Venir hasta aquí ha sido la excusa para poder viajar en tren sobre el viaducto de Goteik. Es el puente más alto del país y cuando se terminó, en 1900, el de ferrocarril más grande en su tipo en el mundo. El viaje es de unas 8 horas y decidimos hacerlo de día para poder observar el paisaje. Así, en las paradas aprovechamos para “espiar” a la gente porque siempre hay algo que nos llama la atención. 




Estamos nerviosas hasta que llegamos al viaducto y podemos escuchar cómo suena al atravesarlo y sacarnos las pertinentes fotos de rigor. Luego, nos ponemos manos a la obra y por fin podemos olvidarnos un rato del arroz y los fideos para comer un sándwich de atún… estos son los pequeños placeres que quedan grabados en la retina.



La ciudad colonial de Pyin Oo Lwin es nuestro siguiente objetivo para otro par de días. Resulta chocante observar cómo conviven en la carretera motos y coches con ¡carruajes tirados por caballos! Ahora se ofertan a los turistas para visitar la ciudad pero debemos reconocer que le da cierto encanto. En nuestra visita express a esta localidad optamos por visitar el jardín botánico de Kandawgyi que se encuentra a las afueras. 1h de camino a pie nos lleva hasta allí y nos topamos con un pequeño oasis en medio del caos. Nos sorprende ver lo bien cuidado que está todo y, mapa en mano, lo recorremos al completo. 





Nuestras paradas favoritas son el aviario donde podemos ver un pavo real en pleno cortejo y descubrir un nuevo animal que no conocíamos: el takin, una mezcla de cabra y reno muy peculiar. 





Terminamos la visita en el jardín de orquídeas y subiendo a la torre desde donde las vistas son maravillosas.





Pasamos los siguientes días en la ciudad de Mandalay donde visitamos el mercado de jade. Es un sitio muy curioso donde se compra y vende jade de forma directa y ¡a través de directos de Instagram! También visitamos un monasterio construido en su totalidad con teca. Son días tranquilos antes de poner rumbo a nuestro último destino en Myanmar. ¡Allí nos vemos!





Recordad que siempre podéis ver más fotos en www.estherdiaz.es