martes, 30 de septiembre de 2014

Fundación Vicente Ferrer - Rural Development Trust

Llegamos a Anantapur, cansadas, después de un largo viaje en tren pero con mucha curiosidad por descubrir qué nos depararán los próximos 4 días. Acudimos como visitantes, opción que permite conocer de primera mano los proyectos de la fundación y el que quiera, contactar con el niño o niña que tenga apadrinado.

Las sonrisas de los trabajadores nos reciben. Están acostumbrados a recibir a gente y cuál es nuestra sorpresa... nos hablan en castellano y algunos incluso en catalán. Nos cuentan que hay agua caliente, cantina con desayuno, comida y cena y lo más importante comida que no pica ¡Un lujo!

La imagen de Vicente Ferrer está presente a cada paso que damos. Aquí parece un Dios y pasados los días entendemos el porqué.


La filosofía de la Fundación está dirigida a proteger y potenciar los sectores más desfavorecidos de la sociedad india; ya sea la mujer, las personas con discapacidad o los niños. Nosotras comenzamos con la visita a algunos de los talleres para mujeres. En éstos les enseñan una labor que se convierte en su oficio bien sea imprimación, encuadernación, bordados, joyería, artesanía y un largo etcétera. Ellas se muestran muy trabajadoras, responsables con su tarea y conscientes de estar consiguiendo un futuro digno para ellas y sus familias.
  
Después nos acercamos a las diferentes escuelas de Primaria que tiene la fundación para niñas sordas, ciegas, con discapacidad física o psíquica. Alborotamos su tiempo de recreo y nos enseñan encantadísimas juegos de palmas.


La tarde ha resultado intensa pero la noche nos depara una gran sorpresa. Con motivo de la visita de un grupo grande, es habitual que se celebre un espectáculo de algunos de los niños de las escuelas y aprovechar la ocasión para conocer a Ana Ferrer, esposa de Vicente. Nos invitan a unirnos y no lo dudamos ni un segundo. Resulta sorprendente escuchar una banda de música de 6 niños ciegos tocar la percusión o ver bailar a niños sordos que se ayudan de dos bombillas, una roja y otra verde, para conocer cuál es el paso que les toca y saber llevar el ritmo perfectamente.



Al día siguiente, nos toca visitar los proyectos de salud. Durante los 45 años que lleva trabajando en India la fundación, se han construido varias clínicas y 3 hospitales grandes. Los recursos médicos están bastante bien cubiertos y nos toca especialmente la fibra la sala de neonatos en las incubadoras, ¡se ven tan pequeños! Podéis echar un vistazo AQUÍ. Luego, nos acercamos a un orfanato de niñas con VIH que nos enseñan sus habitaciones, deberes e intentan llamar nuestra atención como cualquier otro niño.


El tercer día tenemos la oportunidad de ir a visitar a Manohar y su familia, niño apadrinado de Joana, una amiga de Esther. Nos reciben en su casa con guirnaldas de flores y nosotras les traemos unos regalos para que puedan lucir en las próximas fiestas de estos días. Todo son sonrisas y caras amables, todos estamos llenos de gratitud recíproca. 


Agricultura y ecología son los proyectos que visitamos el último día. Vemos in situ cómo aprovechan los excrementos de su ganado para instalar plantas de biogas y poder cocinar con gas metano o el uso que le dan a las placas solares para conseguir instalar un sistema de regadío por goteo. 


Han sido pocos días pero muy intensos. Nos vamos con muy buena sensación y con ganas de apadrinar a un niño a nuestra vuelta. 

Nuestra próxima crónica será desde Hampi, ¡nos vemos!



No hay comentarios:

Publicar un comentario