martes, 28 de abril de 2015

Regresamos a México... ¡para despedirnos!

El que es nuestro último paso fronterizo en este viaje, como no podía ser de otra manera, es toda una aventura una vez más. Nos levantamos a las 4 de la mañana para tomar una autocaravana que nos lleva a la oficina de inmigración de salida de Guatemala. Allí, para variar, intentan sacarnos los cuartos inventándose una cuota que, por supuesto, no figura en ningún lugar... Luego, nos acercan a un embarcadero desde el que tomamos una barcaza para cruzar un río que separa los países vecinos y, en la otra orilla, un taxi nos lleva a la oficina de inmigración en esta ocasión de entrada a México... ¡Madre mía, cuántos transbordos!  


El pueblo de Palenque es nuestro destino. Llegamos a buena hora para buscar cobijo y decimos bien porque...¡menudo calorazo! La primera tarde nos recuperamos del madrugón, duchita y al atardecer salimos a conocer el lugar. A pesar de lo que pueda parecer, la temperatura no baja y sigue siendo un paseo sofocante que provoca otra nueva ducha... y ¡las que nos quedan! Al día siguiente, vamos a conocer el pueblo aunque como nos lo venden en la propia oficina de turismo "no tiene nada para ver", ¡qué buena propaganda, jajaja! La plaza principal e iglesia son el único atractivo y nos pasamos el día tomando refrescos y callejeando buscando sombras y sudando la gota gorda.




Las CASCADAS son muy abundantes en esta zona y nos parece el mejor de los planes. Elegimos visitar las de Agua Azul por ser las más grandes, ¡que no nos falte el agua! Y nuestra decisión es muy acertada, ¡qué maravilla! El agua, aunque con unos colores preciosos en esta época del año, está helada y tomamos tiempos entre baño y baño. Pasamos un día a remojo la mar de a gusto :)






Al día siguiente, nos proponemos una excursión improvisada. Caminamos durante un par de horas por un camino a las afueras de Palenque y por "sorpresa", nos colamos en Ecomundo. Se trata de un parque acuático natural en medio de la jungla que ofrece actividades varias pero que resulta estar de capa caída por temporada baja. Nosotras sólo queremos darnos un baño en el lago y comer nuestros bocatas a la sombra de los árboles. Todo va bien hasta que nos pillan y amablemente nos invitan a salir. Nos hacemos las locas, ponemos la mejor de nuestras sonrisas mientras declaramos no saber que estamos en propiedad privada, jiji...







El calor nos empuja a marcharnos antes de lo previsto hacia la Riviera Maya, donde pasaremos los últimos días de esta aventura. ¡Todo lo bueno se acaba, nos vemos por allí!



martes, 21 de abril de 2015

Isla de Flores

Después de un trayecto de unas tres horas y pico en bus con bastante rato de pie, llegamos a la Isla de Flores. Actualmente convertida en península al encontrarse unida a la localidad de Santa Elena por un puente, resulta un paraje muy tranquilo para ser nuestro último destino en compañía. Nuestro hotelito tiene vistas al lago y a Nuria le falta tiempo para darse un baño. Por la tarde, damos una vuelta y nos metemos en cada tiendecita de souvenirs a echar un vistazo.





Al día siguiente, vamos a Tikal, una zona arqueológica integrada en plena naturaleza que hace de nuestra visita un paseo muy agradable. La amplitud del parque nos permite estar solas en muchas ocasiones (a veces incluso nos resulta difícil orientarnos y encontrar el camino adecuado, jeje) y también podemos disfrutar de un silencio poco común en lugares tan turísticos.









En nuestra visita vemos animales, varios templos mayas y restos de algunas figuras pertenecientes a antiguas construcciones.  








Esa tarde aprovechamos la oferta del hotel para utilizar kayak gratis y vemos el atardecer desde nuestras embarcaciones. No remamos mucho a la ida porque el viento nos empuja pero para volver tenemos que tirar de brazo y demostrar lo "chicarronas" que estamos hechas.




Despedimos a Oihane y nosotras nos quedamos unos días más por aquí. No hay mucho para hacer pero nos perdemos entre las CALLEJUELAS, vemos la iglesia y un día cenamos en un restaurante cuqui. 





Nos vamos de Guatemala con muy buen sabor de boca...

miércoles, 15 de abril de 2015

Río Dulce y Livingston

Un autobús bastante lujoso para lo que estamos acostumbradas ultimamente nos lleva hasta la ciudad de Río Dulce. El primer día útil de nuestra estancia allí lo dedicamos a visitar el Castillo de San Felipe. Se trata de una pequeña fortaleza que ha cambiado de manos en más de una ocasión y en la que se respira historia por los cuatro costados.



Después de la visita guiada que ofrecen los estudiantes de Turismo en prácticas, nos damos un chapuzón en el río mientras esperamos a la comida y luego nos pegamos toda la tarde de piscineo y chachara súper a gusto.




De vuelta en casa, nos acercamos a un embarcadero para merendar y disfrutamos del atardecer con toda la tranquilidad que nos brinda el lugar.  



Al día siguiente, una lancha nos acerca a Livingston, una localidad que nos sorprende por la FAUNA y la influencia del Caribe. Hay mucha gente con buen rollito y mucho "flow", como dice Oihane, jeje... Algo que nos hace mucha gracia es parar a echar gasolina en un área de servicio para embarcaciones, ¡muy curioso!



El alojamiento que encontramos aquí es muy agradable; se trata de pequeñas cabañas de madera que rodean un precioso jardín con vistas al mar.  


La primera tarde nos damos un paseo improvisado por los alrededores y contratamos unos boletos para ir al día siguiente a Playa Blanca. El nombre promete pero, desafortunadamente, resulta un chasco por las dimensiones de broma de la playita y la mala calidad del agua....¡qué rollo! Menos mal que podemos tomar el sol y eso nos permite ir cogiendo colorcillo perdido.  



A la mañana siguiente, Oihane y Nuria madrugan para acercarse a Siete Altares. Un recorrido de hora y cuarto por la orilla de la playa nos lleva a este conjunto de pozas de agua creadas de forma natural por el paso del río. Los paisajes son muy bonitos y aprovechamos para hacernos un book ;)






Mientras, Esther nos espera en casa recuperándose de una herida en la planta del pie del día anterior... ¡sufriendo, ya la veis!



Por la tarde, de nuevo en lancha, volvemos a Río Dulce para coger un bus que nos lleve a nuestro último destino de Guatemala.¡Hasta la próxima!