miércoles, 15 de abril de 2015

Río Dulce y Livingston

Un autobús bastante lujoso para lo que estamos acostumbradas ultimamente nos lleva hasta la ciudad de Río Dulce. El primer día útil de nuestra estancia allí lo dedicamos a visitar el Castillo de San Felipe. Se trata de una pequeña fortaleza que ha cambiado de manos en más de una ocasión y en la que se respira historia por los cuatro costados.



Después de la visita guiada que ofrecen los estudiantes de Turismo en prácticas, nos damos un chapuzón en el río mientras esperamos a la comida y luego nos pegamos toda la tarde de piscineo y chachara súper a gusto.




De vuelta en casa, nos acercamos a un embarcadero para merendar y disfrutamos del atardecer con toda la tranquilidad que nos brinda el lugar.  



Al día siguiente, una lancha nos acerca a Livingston, una localidad que nos sorprende por la FAUNA y la influencia del Caribe. Hay mucha gente con buen rollito y mucho "flow", como dice Oihane, jeje... Algo que nos hace mucha gracia es parar a echar gasolina en un área de servicio para embarcaciones, ¡muy curioso!



El alojamiento que encontramos aquí es muy agradable; se trata de pequeñas cabañas de madera que rodean un precioso jardín con vistas al mar.  


La primera tarde nos damos un paseo improvisado por los alrededores y contratamos unos boletos para ir al día siguiente a Playa Blanca. El nombre promete pero, desafortunadamente, resulta un chasco por las dimensiones de broma de la playita y la mala calidad del agua....¡qué rollo! Menos mal que podemos tomar el sol y eso nos permite ir cogiendo colorcillo perdido.  



A la mañana siguiente, Oihane y Nuria madrugan para acercarse a Siete Altares. Un recorrido de hora y cuarto por la orilla de la playa nos lleva a este conjunto de pozas de agua creadas de forma natural por el paso del río. Los paisajes son muy bonitos y aprovechamos para hacernos un book ;)






Mientras, Esther nos espera en casa recuperándose de una herida en la planta del pie del día anterior... ¡sufriendo, ya la veis!



Por la tarde, de nuevo en lancha, volvemos a Río Dulce para coger un bus que nos lleve a nuestro último destino de Guatemala.¡Hasta la próxima!


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