Nos olvidamos por un par de días de la
Gran Manzana gracias a la invitación que nos brinda Cris, una amiga
de la hermana de Esther, para ir a conocer la que fue construida para
ser la capital de los E.E.U.U.
Llegamos a Washington D.C. al mediodía
y tras reencontrarnos con nuestra anfitriona en su preciosa casa, nos
hace un pequeño "briefing" o resumen de la ciudad. Nos
cuenta que es una ciudad joven, formada en 1790 y cuya distribución
fue meticulosamente planificada. De hecho, llama mucho la atención
que edificios tan importantes como la Casa Blanca estén situados en
el centro de la ciudad y a los que se puede acceder paseando
tranquilamente. Quien la diseñó quería que se sintiera como algo
cercano al pueblo. Sin embargo, esto tiene su parte negativa porque
continuamente están cambiando los perímetros a controlar y, de
repente, pueden echarte a gritos mientras tu estás haciéndote la
foto de rigor como nos pasó a nosotras, jeje...¡menos mal que nos
dio tiempo!
Luego, entramos al Museo de Historia
Americana y, mientras paseamos por salas, vimos cosas tan curiosas
como la primera bandera de barras y estrellas, los trajes que
llevaron las primeras damas el día del nombramiento, tuvimos nuestro
momento de gloria como presidentas y algunos de los pósters que se
utilizaron para animar a la gente a ir a votar.
A la salida del museo, y aunque el
tiempo no era nada apetecible, dejamos que Cris se marchara a cumplir
con sus obligaciones laborales e hicimos un recorrido por otros
lugarés de interés. Para empezar, rodeamos el obelisco/monumento
Washington, luego visitamos el memorial a la II Guerra Mundial y por
último alucinamos con la magnitud de Lincoln Memorial (que nosotras
conocíamos por los Simpsons...)
De vuelta a casa y después de una
buena taza de Cola-cao, ayudamos a preparar una cena súper rica
junto a Cris y Travis, un amigo suyo. De nuevo nuestra anfitriona nos
colmó de atenciones y nos hizo reencontrarnos con sabores de casa
¡jamón y pan con tomate! La sobremesa estuvo llena de buenas
carcajadas y acompañada de unas copillas de vino, ¡qué bien lo
pasamos!
A la mañana siguiente, Cris nos
preparó un buen desayuno americano; parece que con tanta comilona
hemos llenado las reservas para un tiempo, ¡jaja! Después, hicimos
ruta por la parte más urbana de la ciudad, tiendas ideales y locales
muy chulos.
Después de despedirnos de Cris y antes de irnos fuimos a ver el Capitolio.
A la tarde, volvimos a "casa" en bus bastante cansadas pero con las pilas cargadas por tan buena compañía. ¡Nos vemos por Manhattan!
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