sábado, 7 de febrero de 2015

Washington D.C.

Nos olvidamos por un par de días de la Gran Manzana gracias a la invitación que nos brinda Cris, una amiga de la hermana de Esther, para ir a conocer la que fue construida para ser la capital de los E.E.U.U.


Llegamos a Washington D.C. al mediodía y tras reencontrarnos con nuestra anfitriona en su preciosa casa, nos hace un pequeño "briefing" o resumen de la ciudad. Nos cuenta que es una ciudad joven, formada en 1790 y cuya distribución fue meticulosamente planificada. De hecho, llama mucho la atención que edificios tan importantes como la Casa Blanca estén situados en el centro de la ciudad y a los que se puede acceder paseando tranquilamente. Quien la diseñó quería que se sintiera como algo cercano al pueblo. Sin embargo, esto tiene su parte negativa porque continuamente están cambiando los perímetros a controlar y, de repente, pueden echarte a gritos mientras tu estás haciéndote la foto de rigor como nos pasó a nosotras, jeje...¡menos mal que nos dio tiempo!



Luego, entramos al Museo de Historia Americana y, mientras paseamos por salas, vimos cosas tan curiosas como la primera bandera de barras y estrellas, los trajes que llevaron las primeras damas el día del nombramiento, tuvimos nuestro momento de gloria como presidentas y algunos de los pósters que se utilizaron para animar a la gente a ir a votar.  




 A la salida del museo, y aunque el tiempo no era nada apetecible, dejamos que Cris se marchara a cumplir con sus obligaciones laborales e hicimos un recorrido por otros lugarés de interés. Para empezar, rodeamos el obelisco/monumento Washington, luego visitamos el memorial a la II Guerra Mundial y por último alucinamos con la magnitud de Lincoln Memorial (que nosotras conocíamos por los Simpsons...)






 De vuelta a casa y después de una buena taza de Cola-cao, ayudamos a preparar una cena súper rica junto a Cris y Travis, un amigo suyo. De nuevo nuestra anfitriona nos colmó de atenciones y nos hizo reencontrarnos con sabores de casa ¡jamón y pan con tomate! La sobremesa estuvo llena de buenas carcajadas y acompañada de unas copillas de vino, ¡qué bien lo pasamos!


A la mañana siguiente, Cris nos preparó un buen desayuno americano; parece que con tanta comilona hemos llenado las reservas para un tiempo, ¡jaja! Después, hicimos ruta por la parte más urbana de la ciudad, tiendas ideales y locales muy chulos.


 



Después de despedirnos de Cris y antes de irnos fuimos a ver el Capitolio.



A la tarde, volvimos a "casa" en bus bastante cansadas pero con las pilas cargadas por tan buena compañía. ¡Nos vemos por Manhattan!


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