domingo, 3 de mayo de 2015

Y por fin... ¡el paraíso!

El viaje a la Riviera Maya en bus nocturno es cómodo y llegamos de buena mañana al centro para buscar alojamiento. Recorremos largas avenidas y, aunque bastante incrédulas, intentamos probar suerte en la zona hotelera, jajaja... Sólo conseguimos destrozarnos la espalda y pasar muuuuucho calor mientras se nos cae el alma a los pies al oír el precio de las habitaciones. Así pues, volvemos al centro a chequear bastantes hostales hasta dar con el hostal "Kankun". Conseguimos, a precio de ganga, una súper habitación con mucha luz, cocina y una mesa con dos sillas; vaya, lo que algunos podrían considerar un estudio. Estamos pletóricas y acomodamos nuestras cosas antes de salir a hacer la compra.


Al día siguiente, la visita es lógica: ¡tenemos que ir a la playa! Nos decidimos por PLAYA DELFINES. La arena blanca y el agua azul de los folletos es verdad, parece un fondo de pantalla de Windows ;) ¡Qué maravilla!




De vuelta a "casa", nos damos una vuelta por el barrio y descubrimos el talento de los vecinos; hay montones de graffitis muy pero que muy chulos.




Otro día, vamos a farolear a Plaza Caracol. Es el centro neurálgico para comprar souvenirs, salir de fiesta, comer,... en definitiva, para que los "guiris" gasten dinero. Nosotras, por ahora, nos conformamos con mirar y toquetear todo, jiji, además de sacarnos fotos divertidas.







Al atardecer, nos acercamos a la Playa Gaviota Azul, mucho más concurrida que la del día anterior y con ambiente juerguista.  



El Mercado 28 es nuestra siguiente visita. Miles y miles de puestecillos que venden practicamente lo mismo y de donde sabes por dónde se entra pero no por dónde se sale, ¡menudo laberinto!




Encontramos la salida y con buena gana, vamos a la Plaza de las Palapas a comer unos tacos dorados y una torta de carne milanesa, mmmm ¡qué bueno todo!


Como veis, el ritmo estos días es relajado porque Playa del Carmen nos espera con un montón de excursiones. ¡Un saludo!


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