Después de un par de vuelos y una
escala de 16 horas en Bangladesh (bonito aeropuerto, por cierto ;P)
por fin llegamos a Bangkok, Tailandia. La temperatura bochornosa de
unos 35ºC nos recibe y al recoger nuestro equipaje parece que no
hemos sido las únicas en notar el cambio de temperatura porque ¡la
mochila de Nu llega churruscada! Debe haber estado en contacto con
fuego o algo a temperaturas muy altas porque la cremallera se ha
derretido y buena parte del material está como fundido.. ¡Qué mala
suerte!
Tras más de tres horas identificando
los daños con la gente del aeropuerto, cumplimentando formularios y
demás trámites aburridos que no estamos seguras si acabarán en
algún tipo de indemnización ridícula o no, decidimos que esto debe
ser una señal y ponemos rumbo a la isla de Koh Tao.
¡Y en Koh Tao llegamos al paraíso!
Encontramos alojamiento rápido y vamos a darnos un baño de cabeza.
Esta zona se caracteriza por la temperatura del agua (siempre a
29-30ºC) y nos animamos a comprarnos unas gafas y tubo para pasarnos
los días curioseando el fondo del mar "snorkelling"
¡Disfrutamos como enanas!
Otro día, para cambiar de aires, nos
vamos de excursión a la cima de una montaña. El calor es sofocante
y los mosquitos se dan un banquete con nosotras pero las vistas son
maravillosas y merece la pena.
Ahora bien, hablar de Koh Tao es
sinónimo de buceo y finalmente nos decidimos a hacer un curso de
Open Water (iniciación) para quitarnos el gusanillo y probar, una
vez más, algo diferente. La experiencia no puede ser más
enriquecedora.
Coincidimos con un grupo de compis encantadores y todos juntos vamos venciendo nuestros temores bajo el agua y compartiendo nuestros avances tomando algo entre risas...¡un placer camaradas!
Los días pasan y los ATARDECERES se
acumulan en nuestra memoria, estamos tan a gusto que no pensamos
movernos de aquí en otra semanita por lo menos... see you!
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