La capital del Rajastán no nos recibió como nosotras esperábamos. No sabemos muy bien por qué pero no dimos pie con bola
y nada nos salíó bien. Todos los días tuvieron su “pero”, sin
embargo, hemos decidido ver el vaso medio lleno y contaros sólo lo
bueno.
Para empezar, quisimos ir a ver el fuerte Rojo y la estatua “11
Murti” de Gandhi, que simboliza su lucha por los derechos de todas
las clases sociales.
Por el camino, nos topamos con un enclave muy especial: el lugar
habitual de oración de Gandhi y el lugar, además, donde tienen
marcados sus últimos pasos antes de que lo asesinaran.
Otro día atravesamos toda la ciudad en metro para llegar a Lotus
Temple. Esta obra de la arquitectura en forma de flor de Lotto y
rodeada de 9 piscinas es un templo que acoge a personas de toda raza
y religión, y la atmósfera que se crea en él es muy especial.
Pero, sin ninguna duda, lo mejor de lo mejor de lo mejor de Delhi,
después de haber tenido un día para olvidar, fue encontrar una
boutique Gourmet en la que vendían embutido, atún y cosas para
hacer bocadillos...¡Fue como tocar el cielo! Jejeje...
¡Un beso a todos!
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