sábado, 22 de noviembre de 2014

Patan

Pasadas las aventuras de nuestro destino anterior, pusimos rumbo a Katmandu, la capital de Nepal. Llegamos sobre las 7 de la tarde y, después de escoger alojamiento, fuimos a cenar a un bar con música en directo. Disfrutamos por fin de un riquísimo plato de otra carne que no fuera pollo y de las versiones de grandes temazos de ayer y de hoy.

Sin embargo, la buena suerte terminó cuando descubrimos que nuestro Hotel Comfort (que para más inri así se llamaba) no tenía agua caliente ni esa noche ni a la mañana siguiente, ¡noooo! Así que pagando menos de lo pactado al casero y con unas pintas interesantes del rafting del día anterior, nos fuimos por donde habíamos venido y decidimos cambiar de aires.


Patan es una pequeña localidad a 20 minutos de Katmandu que ya se considera un suburbio de la gran ciudad. Resulta acogedora y su principal atracción se centra en Durbar Square (la plaza principal). En ella confluyen templos de muy diversa arquitectura pero, según dicen, sirve para conocer de un sólo vistazo las características de la construcción nepalí. Y en los alrededores hay montones de tiendecitas llenas de souvenirs típicos del país, como el que podéis ver AQUÍ




Al día siguiente, dispuestas a conocer un poco más la ciudad, nos topamos con una situación muy curiosa y sorprendente. Resulta que en Nepal, además de adorar a toda clase de dioses reencarnados también tienen ¡diosas vivientes! Y con ella que nos encontramos al subir unas pequeñas escalerillas de una casa en apariencia humilde. Claro, la curiosidad pudo con nosotras y buscamos más información: la diosa viviente o Kumari sale de un proceso de selección al que llegas si cumples una serie de requisitos en cuanto a características físicas (color de pelo, ojos, piel...) y una vez seleccionadas, se mete a todas las posibles candidatas a una habitación a oscuras adornada en las paredes con máscaras horribles. Para añadir emoción al asunto, entran un grupo de hombres también disfrazados con ropajes terroríficos y la niña que consiga mantener la calma se supone que es la reencarnación de Durga, es decir, la nueva Kumari porque no les ha tenido miedo... ¡miedo el que tuvimos nosotras al ver a esta pobre niña tan triste que lo único que hace en el día es aguantar el tipo, recibir visitas y poner la bendición en la cabeza!



Continuamos nuestro paseíto y dimos con una galería de arte. A ambas nos llamó la atención y decidimos entrar para echar un vistazo. La autora de los cuadros estaba allí y se puso contentísima con nuestra visita. ¡Nos sacó una foto y todo!


Después de tanto caminar se nos abrió el apetito y probamos los famosos Mo:Mo. Son como buñuelos rellenos de carne hechos al vapor con un toque picante soportable. Después de ese día, nos hicimos fijas y fuimos un par de veces ;)


Al día siguiente fuimos a visitar Golden Temple (Templo Dorado). Está muy cuidado y acuden muchos feligreses a rezar ante su Dios. Los rezos implican levantarse y agacharse de forma repetitiva, hecho que nos hizo pensar que eso era lo que ayudaba a que los nepalís estén en tan buena forma a pesar de la edad, jeje.



El último día, y como traca final, ¡¡¡fuimos al Zoo!!! Es el único de todo Nepal y, además de un montón de excursiones de niños, vimos los animales que nos faltaron por ver en Chitawan. Uno de los más buscados lo podéis ver ¡AQUÍ!


¡Nos vemos en Bhaktapur!


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