Llegamos a nuestro último destino de
la India, Varanasi. Una ciudad de lo más peculiar y donde los
elementos agua y fuego se reconcilian. Nos costó descubrirla porque la mayor
de las dos aventureras quiso hacer una visita privada al servicio de
sanidad india :P. Una vez recuperada del susto, ya pudimos ver un
montón de cosas.
Esta ciudad que gira en torno al rio
Ganges (Ganga) está repleta de pequeños callejones con infinidad de
templos y se organiza por “puertas” llamadas ghats.
Nosotras nos alojamos en Manikarnika
Ghat, uno de los más concurridos por hallarse el mayor crematorio
del mundo.
Nos sorprendió los rituales que llevan
a cabo con los fallecidos; primero los bendicen en el agua, luego les
preparan las maderas en las que van a ser incinerados y finalmente presencian todo el proceso hasta que se han convertido en cenizas. Todo esto lo pudimos ver muy de cerca aunque lo habitual es que sólo
acudan los hombres, ya que en esta cultura si alguien llora, el
fallecido no va al cielo.
Al día siguiente, pudimos ver el
amanecer desde un bote y ver cómo la gente se asea en el río, lava
su ropa y se bendice en sus oraciones.
Durante estos días era el “Panji”,
uno de los tantos festivales que se celebran en India. En este caso, decoran cada rincón con esmero y ofrecen leche al río para que les bendiga durante todo el año
siguiente. Ter: "Sólo le faltaba leche al río".
Son unos días muy especiales y no sólo
las personas celebran esta fiesta.
Una de las noches cogimos otro barco,
esta vez sólo para nosotras, y vimos un ritual del fuego que se
celebra cada noche en la orilla. Además, encendimos dos flores de Lotto para los que nos faltan y todavía nos hacen falta.
Durante estos días, Esther vivió una
experiencia única que queremos compartir con vosotros:
“Salí
a comprar por esas calles estrechas cuando, de repente, a lo lejos, unos tenderos me empezaron a gritar y a hacer aspavientos con las
manos. Yo no entendía nada pero oí muy cerca un ruido que me hizo
mirar atrás. A mis espaldas, dirigiéndose hacia mí y a buen trote,
se acercaban cinco vacas/toros/bueyes que ¡aún no entiendo cómo
cabían por esas calles!. Me pegué a la pared como Tom Cruise en
Misión imposible y esperé a que pasara la manada. Las primeras
pasaron de largo y la última se puso muy cerca y aprovechó para
comerse las verduras de la tienda que yo tenía delante mientras
intentaban espantarla!!!!!!!
La foto es para que os hagáis una idea
de la situación pero no es la original porque no estaba como para
sacar la camára en ese momento... Estas vacas son más flacas pero
la idea es ésta”
Nos vemos en Nepal!!!
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