viernes, 27 de febrero de 2015

Oaxaca de Juárez

Nuestro segundo destino mejicano nos enamora. Oaxaca resulta ser una combinación equilibrada de tradición, cultura, cafés chic y buen ambiente. Destinamos el primer día, como siempre, a recorrer la ciudad y dejarnos sorprender por los edificios y calles sin saber muy bien el nombre de las cosas ni qué será... Nos gusta jugar a adivinar: "¿será aquí la catedral?, ¿El zócalo andará muy lejos?" y de pronto toparnos con las cosas.





Oaxaca es conocida por su artesanía. En la calle y en tiendas especializadas hay montones de figuritas que nos dio mucha pena no poder comprar por falta de sitio en la mochila...


Por otro lado, y con el 14 de febrero a la vuelta de la esquina, las calles estaban decoradas con infinidad de corazones, globos y carteles celebrando el día del amor y la amistad.


Otro día y mapa en mano, nos acercamos a la catedral, al zócalo, al mercado y nos topamos con un cuentacuentos en su maravillosa biblioteca. En la que por cierto, un día de los que estuvimos organizaron también una feria de innovadores, ¡estos mejicanos son almas creadoras!



Para conocer no sólo la ciudad sino también la zona, un día nos fuimos de excursión organizada. La primera parada fue para ver el árbol más ancho del mundo: El árbol del Tule.


Luego, nos acercamos a un pequeño negocio familiar de tejedores en Teotitlán del Valle. Allí nos enseñaron el proceso de elaboración, todo muy artesano y lleno de COLORES.




La tercera parada fue en Mitla, una pequeña zona arqueológica muy bien conservada. Allí, nos contaron que, a diferencia de otras, no se trata de piedra tallada sino de pequeños trozos de piedra perfectamente definidos y encajados para formar las GRECAS que le caracterizan. Algunas de éstas representan los cuatro puntos cardinales o el ciclo de la vida.  




A la hora de comer, nos acercaron a una producción de mezcal, otra de las bebidas más típicas de México aparte del tequila. De nuevo, pudimos ver toda la elaboración y lo mejor... la visita incluía cata al final ¡yuju!  


Y para terminar, el premio gordo: las cascadas petrificadas de Hierve el agua. Una maravilla de la naturaleza creada por las sales que contiene el agua subterránea. Nos dejó boquiabiertas y aunque a última hora del día no apetecía darse un baño, disfrutamos muchísimo del entorno.





El último día en Oaxaca fuimos a los dos mercados principales, comimos quesadillas y bizcocho en puestecillos de la calle, pasamos el rato en una librería muy particular y, para terminar, Nuria hizo el esfuerzo de tomar un chocolate con almendras para corroborar la calidad de este producto tan típico de la zona.  




Nos vamos de nuevo en bus nocturno a San Cristóbal de las Casas, la crónica de allí será en un par de días, que vamos con algo de retraso en las publicaciones. ¡Estad atentos!


1 comentario:

  1. ¡¡¡Orale!!! ¡¡¡ese pollo campero tendría que estar padre!!!!traete la receta y nos lo preparas acá!!

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