Llegamos de madrugada a este pueblo con
mucho encanto del que tanto hemos oído hablar desde nuestra llegada
a México. Está lleno de locales regentados por extranjeros que
vinieron a conocerlo, les gustó y decidieron quedarse para probar un
nuevo negocio. Las calles peatonales están repletas de vida y las
banderitas con colores de la patria que las decoran de forma perpetua
le da al lugar un aire festivo sea el día que sea. Los mercados,
como en todos los sitios, son puntos de jaleo y actividad.
El primer día subimos a la iglesia de
Nuestra Señora de Guadalupe. Las escaleras para llegar hasta allí y
el cielo azul que tiene de fondo le dan una luz especial aunque al
entrar en su interior nos salta la risa al ver el "modelito"
que le han plantado al Cristo... Ese día comemos un súper pollo
campero que está para chuparse los dedos y del que nunca perderemos
el recuerdo en lo que nos queda de vida, jaja...
Otro día, nos animamos a visitar,
también en grupo, el cañón del Sumidero. Es un parque nacional al
que se puede acceder por vía terrestre pero que nosotras preferimos
descubrir en lancha ¡lo nuestro son las emociones fuertes!
El trayecto dura dos horas y vamos
haciendo paradas para conocer las características del lugar, la
profundida del río y la altura que van tomando las paredes que
forman el cañón. Además, nos van contando algunas curiosidades
como: los "árboles de Navidad" que se han ido formando con
el paso del tiempo y que en época de lluvia crean pequeñas
cascadas, la imagen de la Virgen de Guadalupe que está resguardada
en una cueva y a la que van a adorar una vez al año o la presencia
habitual de cocodrilos en esa zona. Nuestro guía, de vuelta al
embarcadero. vio uno y nos acercó un montón para verlo, ¡menudos
dientes!
A la vuelta al pueblo, nos paran de
camino en Chiapa de Corzo, otro pueblecito de la zona. Como es la
hora de comer, nos animamos a probar un "elote" con sal y
limón que está delicioso. Luego, paseamos por la plaza principal y
los PÓRTICOS llenos de tiendas destinadas a los "guiris".
Al día siguiente, nos acercamos a la
iglesia de San Cristóbal que da nombre al pueblo. El acceso, con
montones de escaleras, da algo de pereza pero las vistas desde arriba
son bonitas y nos quedamos un rato de cháchara arreglando el mundo.
De vuelta al centro, vemos la colorida
catedral y, sentadas en un banco, Esther se lo pasa en grande
haciendo fotos en la distancia y de "paparazzi" a los
viandantes.
El último día y a la espera de que
salga nuestro próximo bus nocturno, nos acercamos a Kinoki, un local
independiente en el que se proyectan varias películas en versión
original cada día y del que nos habían hablado una pareja que
conocimos en la excursión. Nosotras ese día nos decantamos por un
documental acerca de una gira de Silvio Rodríguez en Cuba, muy interesante, con buena
música de fondo y que además os recomendamos (está en Youtube).
Nuestro próximo destino es Tapachula,
cerca de la frontera con Guatemala. Allí nos acercaremos a Ciudad
Rodrigo para poder cambiar de país. Dejamos parte de México por
visitar en una segunda parte, con el tiempo lo entenderéis
todo...¡salud!
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